Cómo están #AmigxsPorLaCuenca!

Este libro que les traemos hoy, constituye el segundo volumen producido por el Programa de Investigación y Formación en Sistemas Agroecológicos Andinos y fue elaborado con la coordinación de Karina Bidaseca y Pablo Vommaro con el apoyo de CLACSO.

La cordillera de los Andes transformó dramáticamente el territorio de América del Sur, sus climas y sus paisajes, como la columna vertebral de una de las regiones de mayor biodiversidad del planeta. Bajo esas montañas escarpadas aparecieron valles y quebradas y una infinidad de microclimas que facilitaron el establecimiento de los seres humanos en muchos sitios hace 15.000 años o más, pasando eventualmente de recolectores a domesticadores de plantas y animales y de paisajes, inventando la agricultura y facilitando la aparición de pueblos y culturas cuyo legado se mantiene vivo, y en constante evolución, en los pueblos indígenas y campesinos de la agricultura en pequeña escala, un sector de la sociedad que contribuye con bastante más de la mitad de nuestros alimentos. Pero el espacio andino y, en particular, el de la agricultura de pequeña escala, suele captar la atención de los grandes públicos mayoritariamente urbanos cuando sus influencias son necesarias para reforzar los sentimientos nacionales o para posicionar a nuestros países en áreas como la gastronomía, el turismo, la conservación de la biodiversidad o la historia, al mismo tiempo que son relegados u olvidados en espacios de decisión política y económica, cuando de inversiones públicas y privadas en servicios básicos se trata, o al producir políticas tomando en cuenta los diferentes contextos del mundo rural. Además, esos mismos sistemas productivos diversificados y de pequeña escala que sostienen la alimentación de los pueblos andinos y conservan la agrobiodiversidad son mirados por encima del hombro en muchos espacios de decisión sobre ciencia, tecnología, innovación y educación, y muchos jóvenes aprenden a ignorar lo ancestral en la agricultura en busca de un ideal de homogeneidad, marketing y progreso. Hoy sabemos que sin una agricultura de pequeña escala vibrante, con acceso a servicios de calidad, incluyendo investigación y educación relevantes, será imposible transformar los sistemas alimentarios para hacer frente al cambio climático y construir sociedades más justas.